Cómo habría sido si la verdadera historia de María Magdalena hubiera sido contada en las Escrituras?
Por qué insistir en llamar su nombre? Preguntan los incrédulos.
Por qué mover esa historia que ya ha pasado, si no me convencen las pruebas para reunir las piezas de ese rompe! Con los dudosos.
Qué diferencia hace si ella fue casada con Jesús, si tuvo hijos? Alertan a los desencantados.
Entonces respondo:
Porque el significado del paso de María Magdalena en este mundo es mucho más grande de lo que atrevemos imaginar. Rescatar su nombre y su historia es activar códigos sagrados, hoy dormidos, en nuestro ADN. Es encender la antorcha que ilumina el camino de vuelta a casa.
El poder divino desprendió, misericordiosamente, gran energía para enviar a la tierra la pareja divina, porque solamente en presencia de los dos polos, positivo y negativo; activo y pasivo; masculino y femenino la divina alquimia podría suceder, lo que llamamos salvación de la humanidad.
Esta venida fue tan importante, que si hoy estamos aquí, sintiendo en nosotros la llama trina sagrada, fue porque esta divina pareja logró anclar en la tierra la luz necesaria para no perder la conexión con la fuente.
María Magdalena es la cara femenina de la misión.
La mujer, la esposa, la madre. Y rescatar su nombre es iluminar en nosotros la importancia del aspecto femenino de Dios. Es exorcizar la negación a la mujer, porque en estos más de dos mil años el alma femenina fue herida y su voz amordazada.
Esto se refleja en dolor, desequilibrio de fuerzas, un masculino solitario y belicoso empuñando la espada en una lucha sin causa. Un femenino callado y entregado al méritos ilusorio de sus dones.
Rescatar la verdadera historia es levantar a la mujer caída, caída dentro de sí, dentro de sus miedos e inseguridades. Es tocar con el bálsamo sagrado el masculino ya cansado de gobernar solo y que clama por esta cura.
Levantar la bandera de María Magdalena, es decirle al mundo que existió una mujer junto al maestro Jesús: de largos cabellos, mirada misteriosa y profunda, confiada en sus decisiones.
Una mujer que generaba milagros a través de su conexión profunda con la diosa madre, y el maestro entonces encarnaba el milagro en comunión con Dios, padre.
El flujo de la energía divina, del femenino al masculino, desde adentro hacia fuera, la contracción y la expansión. Alquimia Sagrada.
Esta mujer, que anclaba en sí la firmeza y la dulzura, también tenía el don de la palabra, y junto con el maestro enseñaba a los peregrinos el camino del amor.
Esta hermosa mujer, la cual el maestro amaba como esposa, también tenía el don del sacerdocio, y como sacerdotisa de Isis, dejó su legado sagrado a las hijas de diosa, comenzando en los misterios de la naturaleza, del amor y de la unidad para que el Camino jamás se perdiera.
María Magdalena, la torre del rebaño, apóstola de los apóstoles, fue madre, engendró en su vientre el fruto del amor, el fruto del don de la sexualidad sagrada, la fusión del Dios padre y de la diosa madre: Sarah, la patrona del pueblo nómada y De los peregrinos de la tierra La sangre real, el linaje sagrado, sagrada familia.
María Magdalena, esta misteriosa mujer, encendió en sí el Cristo femenino, triunfando en la misión junto al Cristo masculino poliniza en la tierra la flor de loto de Dios padre y madre.
Esta historia no está escrita en su totalidad en ningún libro oficial, porque no era del interés de los poderosos de la época que ese poder se concedió a una mujer, porque ella sería referencia para que todas descubrieran en sí la fuerza de la diosa.
Las páginas fueron rotas, los libros enterrados, candados. Los pergaminos tal vez se perdieron para siempre.
Entonces me preguntan, cómo reunir las piezas de esta historia?
Esta historia, mis queridos, está escrita en nuestra memoria divina!
Muchos de los que sienten el llamado de María Magdalena vivieron ese tiempo. Sea como mercaderes, comerciantes, esenios, sacerdotisas, esclavas, Romanos, franceses, cátaros (...) en fin, miles de testigos! Nuestro Espíritu sabe y se complace en escuchar el nombre de la madre, honrar su verdadera historia, recontar, exponer las mentiras y gritar la verdad!
Cuando se escucha su nombre, los ojos marejam, el corazón acelera, y una nostalgia profunda brota del Espíritu, es la memoria renaciendo, que fluya como un río, que se revienten las represas seculares!
La madre está velando por el despertar espiritual de sus peregrinos, para que visiten sus recuerdos y reconstrucción su historia.
La madre quiere que su legado, el que un día fue pasado a sus sacerdotisas, sea rescatado y entregado a las chicas que están llegando a la tierra.
La madre quiere que sus caballeros vuelvan a guardar y proteger los misterios sagrados, honrando los votos de una vez.
La madre quiere la unión, la concordia, la paz.
La divina madre vuelve a defender el "cáliz" Sagrado del femenino, por tantos milenios saboteado por la ignorancia humana.
El camino del amor, enseñado por Jesús de Nazaret y María Magdalena está escrito en la memoria de nuestro Espíritu, y ese pergamino, en honor a dios padre y madre, jamás será borrado.
Los ojos de la visión están dentro del alma. Quien tenga ojos para ver que vea. A quien escuche para escuchar que escuche.
Y como dice Kathleen Mcgowan (autora de una trilogía hermosa sobre María Magdalena):
" te amé en el pasado, te amo en el presente y te amaré nuevamente. El tiempo regresa."
Shalom,
AUTORA: Pâmella Frühauf Perez
Arte de la imagen: Isabella James ~ Cheryl Yambrach Rose-Hall